El mar Adriático es un órgano vital para todo el Mediterráneo. Junto con el mar Jónico, alberga el 49% de las especies marinas del Mare Nostrum. Constituye además una de las zonas más pesqueras de toda la cuenca mediterránea. Su conformación hace que sea la ‘guardería’ natural para muchas especies. Sus costas, desde Venecia a Dubrovnik y Otranto, acogen algunas de las perlas más luminosas del mundo.
Sin embargo, este mar afronta desde hace varias décadas dos graves problemas que ponen en peligro su riqueza y la supervivencia de su biodiversidad. El primero es la grave contaminación de sus aguas. El segundo radica en que es un importante centro de turismo costero y de actividad pesquera intensiva. La pesca de arrastre, muy común en estas aguas, ha provocado un empobrecimiento general de la biodiversidad marina. Y luego está la basura.