El blanc-manger, o manjar blanco en español, aparece incluido en la Cuisinière Provençale, obra considerada como la Biblia de la cocina provenzal. Por tanto, al menos a finales del siglo XIX formaba parte del acervo culinario de esta región mediterránea, compartiendo lazos históricos con Cataluña y otros territorios litorales del Mediterráneo occidental.