El término cocina bizantina se aplica a la cocina propia del Imperio Romano de Oriente o Bizancio. Se corresponde con el lento declinar del Imperio Romano, que abarca un período de mil cien años, entre 330 y 1453 d.C. Esta cocina se caracteriza por un sincretismo entre las costumbres culinarias de Oriente y Occidente y por un gran barroquismo y suntuosidad.
La cocina bizantina fue realmente brillante, heredera de los mejores fastos culinarios griegos y romanos. Sintetizó platos de estas dos culturas con nuevos ingredientes y muchas innovaciones, en buena parte procedentes de Oriente. Aunque su huella es bien perceptible en las actuales cocinas griega, turca, balcánica y del Próximo Oriente, toda la información alimentaria que acumuló Bizancio impregnó los territorios occidentales de Europa y especialmente los del entorno geopolítico del Imperio. Aunque evidentemente, durante un período tan largo la cocina sufrió cambios sustanciales.