Las tendencias de la alimentación y la cocina europeas mediterráneas en el siglo XXI se caracterizan por el retorno hacia lo regional y lo local, y una mayor preocupación por la sostenibilidad.
Las tendencias de la alimentación y la cocina europeas mediterráneas en el siglo XXI se caracterizan por el retorno hacia lo regional y lo local, y una mayor preocupación por la sostenibilidad.
La salsa mig-raust o mirraust era una salsa medieval compuesta básicamente con leche de almendras, especias y azúcar. Se utilizaba con las gallinas que previamente se ponían a asar, y que se sacaban del fuego a media cocción. Una vez fuera del fuego, se cortaban y se acababan de cocer con la mencionada salsa. El nombre de ‘mig-raust’ deriva de este hecho: “a medio rustir”.
El pavo real ha sido una ave muy valorada durante buena parte de la historia de la cocina mediterránea. Especialmente en la antigüedad, esta ave era muy apreciada por el sabor de su carne y el contenido proteínico que los huevos podían aportar. No obstante, la belleza de su plumaje pronto le confirió un aura de simbolismo y lujo, que acabó trasladándose a la mesa.
La salsa de pago (pavo real) es una de las salsas más apreciadas en los recetarios catalanes medievales. Si bien estaba destinada originariamente para acompañar al pavo real asado, también se empleaba para acompañar otras carnes de volatería.
Hay que decir que en estos recetarios el término «salsa» es más ambiguo que en nuestros días, ya que se utiliza indistintamente para describir condimentos, en el sentido de mezclas de especias, tan apreciadas en la época.
La salsa de pago está descrita tanto en el Llibre de Sent Soví (1324) como en el Llibre de Coch, del Maestro Robert de Nola (1520, primera impresión conocida).
El congrio está, en Cataluña, en buena parte asociado a la Cuaresma y a su abstinencia de carne, sustituída por pescado en salazón o secado. Como en todo el orbe cristiano, hasta no hace muchas décadas, eran tradicionales los ayunos y las abstinencias de carne posteriores al Carnaval durante el período de la Cuaresma. Y estas abstinencias conllevaban el consumo de platos de pescado en salazón o secado, como el bacalao, el congrio y otros frutos del mar. Se comía pescado no porque fuera una especie acuática, sino por la creencia de que no tenía sangre, al igual que los caracoles. Además, los ayunos eran rigurosos, solamente se comían sopas con aceite, verdura y para beber, siempre agua. Los domingos, este ayuno, se levantaba un poco, pues se podía comer pescado y alguna cosa más que llevara alimento.
Las ensaladas en la Antigua Roma formaban parte de la dieta común del campesinado. Así, el término ensalada parece proceder del latín ‘herba salata‘, preparación elaborada desde la época del Imperio Romano y consistente en el consumo de vegetales en crudo aliñados con agua y sal. No obstante, no todas llevaban este último ingrediente.
A continuación presentamos dos exponentes, que pueden ser preparados con facilidad también en la actualidad.
El bacalao en salsa raïto (morue en raïto) o bacalao a la provenzal es un plato de bacalao tradicional de esa región, elaborado actualmente, entre otros ingredientes, con tomates, vino tinto, olivas y alcaparras.
El cùscusu alla trapanese, cuscús a la trapanesa o cuscús con sopa de pescado, es famoso en la región siciliana de Trapani, rica en recetas, mayoritariamente de pescado. Su consumo es casi diario.
El cuscús a la trapanesa es un plato que refleja la interacción histórica entre los pueblos europeos y norteafricanos, y no siempre desde una visión conflictiva o bélica. Asimismo nos muestra cómo los intercambios demográficos entre ambas orillas del Mare Nostrum han tenido direcciones cambiantes en el curso de la Historia.
la cocina occitana fue utilizada a mediados del siglo XIX como objeto de afirmación de identidad cultural y política por parte del felibrismo, un movimiento regionalista francés de la época.
Así pues, en Francia, el movimiento meridional del renacimiento de la cultura de Oc, denominado Felibrige, o felibrismo, fue fundado en 1854 por el escritor provenzal Frederic Mistral.
Las lentejas con cilantro son un plato histórico que hunde sus raíces en Bizancio. Conocemos esta receta gracias a una serie de cartas sobre comida que Anthimus (511-534), médico bizantino que trabajó en la corte de Teodorico el Grande, soberano franco que fue Rey de los Ostrogodos, de Italia y de los visigodos, y gobernante por tanto también de los territorios orientales del Imperio Romano.